La asesoría

por Emiliano Rodríguez Briceño
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Agradezco a quien, confiando en mi experiencia, me da la confianza de permitirme apoyar el desarrollo del organismo a su cargo, lo que, si bien es muy gratificante, aleja el tiempo de reflexión aleatoria que concluye en la posibilidad de poner en blanco y negro experiencias y reflexiones. Sin embargo, como dice mi esposa, si busca uno el espacio y la oportunidad en el tiempo que se gratifica en la lectura como afición desmedida, todo se puede hacer en días que la vida va haciendo más cortos conforme pasa.

Cuando Vicente Guerrero, un siempre extrañado amigo, me invita a trabajar con él al frente del organismo operador del municipio, ante mi resistencia inicial, me argumenta que no es lo mismo andar de asesor, sin que te hagan caso la mayoría de las veces, a ser el responsable y hacer las cosas y verlas convertirse en realidades. Una verdad que me hace volver al servicio público por los 12 años siguientes. Con grandes satisfacciones por un lado y con profundas decepciones por otro, pero así es la vida, que nadie nos ofreció justa ni llena de satisfacciones, por bien que intentemos hacer las cosas.

Pero volvamos al tema de la asesoría cuando es producto de la experiencia y el conocimiento, no solamente producto de estudio y acumulación de títulos. He tenido la suerte de esa alternancia entre las responsabilidades de ser un ejecutivo y la de ser asesor, que unida a la pasión por descubrir el hilo entre causa y efecto, va formando una capacidad para concebir la forma de poder modificar la realidad que a veces se antoja terca y fuertemente inercial hacia la imposibilidad de mejorar el entorno de los servicios.

Percibo claramente la diferencia entre funcionar como ejecutivo al frente de una responsabilidad en la que se camina y se decide para obtener resultados generando cambios y estimulando al equipo de trabajo a dar lo mejor de si en la búsqueda de que nuestras huellas se distingan y permanezcan como una nueva cara a los problemas enfrentados, mientras por el otro aspecto, se trabaja para poner nuestra experiencia al servicio de la capacitación y la orientación de quienes al frente de responsabilidades ejecutivas pueden traducir sus esfuerzos en cambios que generan resultados para el bien de la población a la que sirven.

Por un lado, está el prestigio de ser quien va al frente con el aura del capitán que guía hacia el futuro orientando la visión retadora que exige a los miembros del equipo, mientras por el otro, está la misión del capacitador que transmite la experiencia para la mejor canalización de las capacidades de quienes son los responsables de empuñar las herramientas del cambio.

La asesoría, que no exige el sacrificio total de nuestro tiempo ni hacerse responsable directo del trabajo diario, es fascinantemente creativa si trabajamos intensamente por ligar nuestras experiencias con la relación causa efecto para encontrar la ruta más eficiente para obtener resultados, adoptando un punto de vista que nos permite ver el conjunto y la necesidad de los cambios convenientes más efectivos y urgentes. Desde luego, es la combinación del dirigente ejecutivo con el asesor adecuado para llevar a uno a la obtención de los resultados previstos y al otro a ver su trabajo creador aterrizado en acciones productivas. Sin eso, la asesoría languidece improductivamente.

Pero me estoy alejando del objetivo que tenía al escribir estas reflexiones que es el hacer comentarios sobre dos temas, uno es el que me desvió y que puede resumirse en que, si bien es gratificante ser el responsable como ejecutivo, limita la posibilidad de la creatividad y la investigación, aspecto que cuando la actividad es la asesoría, puede desarrollarse ampliamente. El placer del análisis de los datos, de la búsqueda de las causas y sus posibles efectos, de encontrar soluciones que ayuden a crear procedimientos que mejoren los diferentes aspectos de la operación al ser implantados, es también muy gratificante y su ejercicio está muy limitado al ejecutivo de más alto nivel.

El otro aspecto al que quería referirme en forma concreta es el de la necesidad de crear un procedimiento de análisis de los datos de la facturación y la cobranza que permita detectar a tiempo las desviaciones de los resultados los que, al convertirse en acumulados importantes, pueden plantear problemas de difícil solución.

En un trabajo anterior de consultoría para el director general de un organismo estatal, éste me comentó sobre la desviación mensual de enero en la facturación del organismo operador intermunicipal del que era consejero. En ese momento estaban implantando una nueva tarifa que había sido reestructurada e incrementada con el apoyo de consultores extranjeros. Era una tarifa en cierto modo novedosa y la habían ofrecido como una alternativa para dar un salto importante. En lo personal había estado haciendo análisis y verificaciones sobre los datos del organismo y corrí una proyección de facturación anual con mis datos corregidos y los resultados me parecieron alarmantes. La diferencia estaba en que la cantidad de usuarios facturados cada mes no correspondía al 100% de las cuentas, sino que tenían amplias variaciones. Con el escenario corregido mi proyección mostraba que la desviación podría llegar a más de 250 millones a fin de año, lo que podría ser desastroso. Informé al director y me permití recomendar que planteara la revisión mensual de las facturas emitidas y que se comprobara que correspondieran al total de las cuentas. Por alguna razón no se hizo y dejaron de seguir la desviación. Al final del año el déficit en el rendimiento tarifario previsto rebasó los 280 millones de pesos, todos alarmados, un cambio de tarifa urgente, asesores del congreso local intervinieron y el resultado fue una restructuración poco analizada de la recién reestructurada tarifa que la dejó mal parchada y con una serie de incongruencias.

Y pareciera tan sencillo si se trabajara con una buena proyección previa y un seguimiento muy detallado de los resúmenes mensuales de los resultados parciales. Entre un período y otro de facturación, la variación de las cuentas facturadas debe de ser cuidadosamente revisada. Sus variaciones tienen su origen y solo pueden ser producto de nuevas facturaciones y correcciones validadas al padrón cuya explicación debe ser satisfactoria. Cambios aleatorios sin una explicación clara y resultados no analizados unitariamente, como consumos promedios y tarifas aplicadas sin consistencia, seguramente generarán resultados acumulados no esperados. El análisis de los datos existentes nos está llevando a inconsistencias que deben revisarse, establecer un seguimiento cercano de sus resultados parciales y establecer rutinas que controlen las desviaciones sin permitir acumulados poco agradables de los presupuestos establecidos.

Mi trabajo actual de asesoría es muy gratificante, es una vuelta al análisis creativo y a la propuesta de mejores métodos de trabajo, con un equipo comprometido en la búsqueda de mejoras que se ven muy retadoras por las condiciones encontradas y los pocos medios disponibles. Lo que se logre será fruto de un muy importante esfuerzo de los responsables y su gente.

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3 comentarios

Irma 9 enero, 2022 - 10:06 pm

Excelentes reflexiones…me encanta como dices las verdades de una forma tan elegante…soy tu fans

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MARTHA fERNANDEZ 10 enero, 2022 - 1:56 pm

Muy interesenta este tema es nivel nacional la recuperación de cartera y la facturacion

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Enrique I Guzmán 24 enero, 2022 - 6:04 pm

No hay duda que el directivo de los organismos operadores, en el mejor de los casos que esté comprometido con lograr avances y resultados, está metido día a día a la vorágine de actividades obligadamente necesarias, motivadas por la dinámica “gerencial” de juntas internas, reuniones externas, atención a un abanico de usuarios/funcionarios/comunicadores/proveedores/etc., carece del tiempo requerido para analizar, reinventar y reestructurar los procesos y la determinación de indicadores que le permitan mejorarlos y alcanzar resultados, ya no digamos óptimos, sino básicos para evolucionar al organismo. Este espacio es llenado por el Asesor, que lo provee del recursos más escaso que tiene el Directivo: tiempo, al que se añade su vasta experiencia del o de los temas fundamentales del Organismo.

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