Reflexiones sobre comentarios y polémicas

por Emiliano Rodríguez Briceño
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Cuando comencé con esta humilde publicación, definitivamente austera pero maravillosamente libre y mía, publiqué en los comentarios encabezados de cada sección o apartado, lo que pretendía en ellos. Se han publicado artículos de quienes me han parecido que aportaban a los temas. La página, en cada uno de ellos acepta comentarios, pero afortunadamente da la posibilidad de poder decidir si los comentarios se publican, se borran o se consideran spam, esas intromisiones molestas de propuestas absurdas, la mayor parte de ventas.

Deliberadamente evité utilizar cualquier facilidad de tantas páginas sociales que aceptan publicaciones y ofrecen foros de intercambio sin costo, para poder ser totalmente libre porque mi radicalismo en algunos momentos puede no ser del agrado de alguien y porque considero que las polémicas deben ser entre pares y personales sin dar lugar a posibles discusiones sobre comentarios absurdos. En este sentido he aceptado publicar el 99.9 de los comentarios que me llegan sobre el tema específico y alguno lo he contestado, pero desde luego he suprimido los de personas o empresas que me han ofrecido que, si bien mi página es interesante, le falta la ayuda profesional para mejorarla y aumentar mis “ventas” en forma exponencial y extender su difusión. O la venta de medicinas y productos poco mencionables que no son sino spam para aprovechar mi poca penetración y difusión. Todo esto lo he borrado y calificado como spam.

Pero he recibido un comentario que no quiero aceptar porque tendría que contestarlo y, como he mencionado, no quiero entrar en polémicas por este medio, polémicas que solo acepto personales y entre pares. Al fin la página es mía y me toca la última decisión.

En mi artículo más reciente “Un intento más”, deliberadamente, como en otros, elimino nombres y lugares que podrían ser identificables, pero solo por los interesados y por mis amigos y trato en lo posible de no ser ofensivo, en medio de mis posturas que acepto radicales y poco convencionales por mencionar cosas que parecen poco políticas. Por eso transcribo un comentario que me llegó, tachando los nombres que eliminé y al remitente a quien no creo conocer. Sin embargo, agradezco su interés en hacer el comentario. León es un referente y por eso lo dejo.

Comentario a “Un intento más”.- “No existía el desconocimiento de venir a trabajar en un Estado diferente a los que ya se había trabajado, las labores en León, son como una fiesta en el que existe un orden y en el que todo marcha sin tanta complejidad, pero XXXXXXXXX, es una comparativa de ir a una guerra a Irak, hay que tener muchas tablas para tomar las riendas, hay que ser honestos para decir si se tomaron buenas decisiones, en lo económico un pésimo sorteo, un gran fracaso y con una inversión considerable y así varias cosas por el estilo.”

Un halago quizá muy amplio para León, pero que triste es comparar un estado mexicano, sea cualquiera, el propio o no, con la guerra en Irak. Muchos de los empleados que tuve la fortuna de conocer, provenientes de administraciones anteriores, subdirectores, jefes de sección, jefes de brigadas, encargados de áreas subalternas, son honestos, trabajadores y comprometidos con la institución. Ávidos de capacitación y de conocer procedimientos mejores, de manejar información relevante y de hacer propuestas que muy pocas veces fueron oídas, tomadas en cuenta o informados de las decisiones reservadas a la élite que había administrado el organismo falto totalmente de una cultura institucional. Y eso requiere de tiempo para crearse.

Critica como un gran fracaso económico el sorteo de un carro y lo califica como una inversión considerable. Creo que los organismos que han adoptado esta estrategia para premiar el buen pago y evitar hacer cancelación de adeudos, es decir, no caer en la postura fácil de premiar con cancelaciones la morosidad, sino incentivar a los usuarios puntuales, nunca lo han abordado como una forma de hacer un negocio económico paralelo al del servicio. En principio como tal, sería una forma absurda de allegarse recursos e ilegal desde el punto de vista de sus objetivos.

¿honestos para decir si se tomaron buenas decisiones? Claro que no se tomaron buenas decisiones, en un Consejo de Gobierno en el que el estado buscó tener mayoría, el municipio se plegó y en las que había una pobre representación ciudadana que, además de poco informada, era presionada hacia una visión deformada de la realidad.

No, definitivamente no tiene lugar una polémica estéril desde su planteamiento. Comentarios así, me tomo la libertad de desecharlos por mediocres e interesados y lo escrito en estas líneas son una adición al reciente artículo.

Y no, no ignoro algunos comentarios, solo ejerzo mi derecho sobre esta publicación.

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